Llueve. Llego a casa tras un día de trabajo intenso. Aprieto un botón y el portón de la cochera se abre. Entro con el coche hasta la misma puerta, el portón se cierra. Cubrir este espacio fue una buena idea, el material permite el paso de la luz y a la vez protege de la climatología. Entro en casa sin haberme mojado los pies.
Dejo la chaqueta en la percha, el distribuidor es amplio y no da sensación de agobio. Lo primero es poner agua a calentar, me apetece tomar una infusión mientras me relajo escuchando la lluvia caer en los árboles del porche. Enciendo la chimenea y una varilla de incienso. Sostengo el tazón caliente entre las manos y me acomodo en el sofá, ahora toca descansar.
Vivir aquí es un lujazo. Esta calle es de uso prácticamente privado. No tenemos trajín de coches arriba y abajo excepto los de los propios vecinos. Además, aparcamos en casa dejando el espacio libre para pasear sin obstáculos. La zona es tranquila, hay comercios y todo tipo de servicios cerca.
En esta planta tengo todo lo que necesito durante el día, la cocina cuenta con despensa y terraza lavadero que me hacen más fácil el almacenamiento. El aseo en este nivel es comodísimo, sobre todo los días que hacemos barbacoa. La chimenea en el salón, junto con las ventanas de doble cristal, garantizan la calidez en los días de invierno.
Arriba está mi dormitorio con el baño integrado. Me encanta disfrutar sin prisas de los chorros de agua de la ducha. Otros dos dormitorios y un baño con todo completan esta planta.
Y abajo está la sorpresa. Le hemos ganado terreno al desnivel y hemos hecho un salón, un baño y dos dormitorios más, con luz natural y ventilación, gracias a huecos bien estudiados.
La distribución y los espacios amplios nos permiten estar a gusto todos juntos o cada uno en su lugar favorito y sin molestar al resto.
148m2 const.